lunes, 3 de septiembre de 2012

Quemé mis naves


Crucé los mares
     y al llegar a la otra orilla quemé mis naves
      una
        dos,
            tres,
mil veces las quemé
 y Ella,
 mil veces el incendio a mi descuido apagó.

la vez que estuve más cerca de lograrlo
Ella,
  escondida por las noches las reconstruyó.

Los días oscuros sin luna
    que me quedé sin provisión alguna,
       al borde de peñascos,
         reventadores de olas,
             feroces riscos...
Ella,
cruzó clandestina desde su orilla en botes camuflados,
      tomó mis naves y regresó siempre con provisión
-que nadie pidió, pero tampoco despreció ni agradeció-

Yo no pienso volver a subir a esas naves
           ni regresar a la orilla de la que una vez
                           y para siempre partí...
pero Ella no dejará que me deshaga de ellas,
sé que alberga la posibilidad
        de que un día quiera regresar,
                                                     mientras,
hace todo lo posible por traer su orilla a la mía..
                                                            ...y eso jamás sucederá