-No sé, de alguna
forma ella tenía la conciencia que “su lucha” -como una pequeña
parte de un gran momento de las luchas- había acabado, no había más
que hacer, de su parte todo estaba hecho. Esperar, solo quedaba
esperar a que los niños crecieran, los dinosaurios perdieran fuerza
y comenzar de nuevo. Ella sabía eso, que tras de ella la luchas
seguirían. Pero le hubiese gustado tanto retirarse a ver su hija
crecer. Ella había estado esperando ese momento, el momento en que
su lucha acabara, esperando a que las que vienen la relevaran, ver a
su hija crecer. Pero Anna Antonia se las debía desde hace tiempo,
la inteligencia militar no iba a permitirle retirarse impunemente a
ver a su hija crecer, no le iban a dar ese lujo. Cuando la
secuestraron muchos años atrás, se les escapó, “los compas la
sacaron”. Ella soportó la tortura como pocas y eso que estaba
embarazada, tal vez por eso... quien sabe. Bueno, ella sabe por qué,
ella esta segura por qué. Se les escapó y ahora no van a dejarla
ir con su hija a verla crecer, y ella quiere tanto ver a su hija
crecer.
-Papá... ¿Cómo podés
estar tan seguro, que mamá pensó todas esas cosas, antes de
enfrentarse a los G2 que la asesinaron?
-Yo no creo que haya
pensado eso antes del ataque. Estoy seguro que Anna Antonia pensó
en todo eso durante el enfrentamiento.
-Pero... Sabes que
papá, no importa. ¿Entonces?
-Anna Antonia sacó el
arma de su morral. Bueno, ya hacía un rato, desde que presintió el
ataque, había puesto su mano derecha sobre el arma dentro del
morral. Al verlos acercarse espero el primer disparo de ellos, y al
escuchar las detonaciones respondió con todo el tino que los largos
y disciplinados entrenamientos, desde que era una patoja, le habían
dado . No iban a dejarla ver a su hija crecer, iban a matarla ahora.
No la iban a secuestrar, no la iban a llevar de nuevo a la sala de
tortura, la iban a matar, la orden era precisa, pero se iba a llevar
a los que pudiera con ella. No iba a permitir que su Sofia se
desgastara pidiendo justicia por los autores materiales, a estos se
los iba a llevar con ella, a los que pudiera...
-¡¡¡Papá!!! ¿Cómo
sabes que mamá pensó todo eso? ¿Por qué...
-A ver Sofía, dejá
que te termine de contar, ¿querés? Además ¿lo que dice en la
carta que te dejó va por ahí no? Y claro, no se llevó a la tumba a
los cuatro atacantes, pero se llevo a tres con ella, ¿que más
pruebas querés hija de que esas cosas pasaban por la cabeza de tu
madre?
-Bueno, pero no
entiendo tu punto. ¿Lo que me intentás decir es que deje el caso
ya? ¿Que no deje todo como está? ¿Que renuncie a la justicia? ¿que
no haga justicia? ¿Que mamá no merece justicia porque se defendió?
¿porque tuvo entrenamiento? ¿que deje las cosas así? ¿que apueste
a la impunidad? ¿que la permita papá, es eso?
-No mi amor, no. Lo
que intento decirte, pero vos no me dejás terminar, es otra cosa.
Lo que yo quiero decirte Sofía es que si vos querés hacer justicia,
tengas claro que lo estás haciendo por vos, porque te asesinaron a
tu mamá, te la quitaron cuando estaba a punto de irse a verte
crecer, cuando creía que había hecho lo que tenía que hacer y
ellos no la dejarón. Entonces te quitaron a tu madre para que no
fuera tu madre. Y podés, si querés, si te va dar paz, buscar
justicia por vos. Pero que no me digás a mi que lo haces por ella,
no te digás a vos que lo haces por ella, la justicia es por vos
hija. Ahora, si lo que querés es justicia para ella, lucha, por
ella, por vos, por el futuro, seguí caminando su camino, más no sus
pasos. Sé parte hija de esa lucha grande de la que ella hablaba, sé
esa otra lucha hija. Las niñas crecieron, las hijas ya pueden hacer
su propia lucha. Hacé tu lucha Sofía, y le habrás dado la
justicia que Anna Antonía tanto quería.