Ayer me comí el espanto y la frustración se me anudo en los pómulos,
quizá por eso los cachetes me nacieron hoy más regordetes.
El día me quedó debiendo abrazos y mis deudas crecieron a ton y son,
ni siquiera pude sonreír a la luna o al sol, que a falta de mi coraje, se lloraba en todos lados del cielo a las montañas.
El día me quedó debiendo un abrazo, que a lo mejor no me quise dejar pagar....
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