miércoles, 16 de febrero de 2011

Corazones Sangrantes

Su rostro pintaba la desesperanza, sus ojos eran como la mismísima
bandera blanca de la rendición.
Tomó aire, busco las llaves del carro y las de su casa, y salió corriendo escaleras a bajo con más
resignación que urgente ansiedad.
Entró en el carro, lo puso a toda marcha, llegó hasta la casa de él, con el carro derribo la puerta de su casa, tiro de una patada la puerta de su cuarto con las pocas
fuerzas que aún le quedaban.
Él estaba allí, recostado en su cama, leyendo, pensando o talvez muriendo.
Sacó, ella, todo el aire que quedaba en sus pulmones y le dijo:  Aquí tiene todo lo que quedo de lo
que nunca tuvimos.
Sacó de su bolsillo una caja, se la entregó, buscó tras las libreras sus atardeceres embotellados, amargos de descuido, olvido e indiferencia.
Se fue cerrando la puerta tras ella.
Él, sin curiosidad y más por inercia, abrió la caja ni siquiera mostró asombro al ver
un corazón palpitante en en el fondo.
Se levantó, caminó hacia el baño y lo tiró por la taza del inodoro, jaló la palanca y siguió en
lo suyo.
Ella, al llegar a su casa, entra al baño a intentar deshacer el nudo que tenía en el pecho.
Justo  cuando empezaba a llorar, de la taza del baño sale enloquecido un corazón roto, herido, muriendo.
Ella lo toma en el aire, se lo mete en el pecho, inquieto y
descompuesto el corazón se escabulle hacia la boca y sale disparado
para estrellarse en el techo del baño.
Ella atónita lo ve esparcirse por todos lados.
Va sintiendo como su cuerpo todo, todo se abandona a
una total convulsión.
Mientras cae ve su pecho abierto, vacío.
Al acto cierra los ojos para despertar en su cama.
Arriba en el techo...
Un espejo que refleja la soledad del tipo que duerme junto a ella.     
  

---03/2006 en una camioneta ruta 72, como si fuera ayer me acuerdo...

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