lunes, 14 de febrero de 2011

Don Castor y la Esperanza


Así fue vos, me dijo, y se me quedó viendo largo rato.. Su carita de castor sonriente, topo nocturno, de los que se mete en lo más hondo de la tierra para esconderse.
Yo también lo vi, fijo lo vi, con la cara triste quizás, porque triste sentía mi corazón.
Con una sonrisa a medias lo intentaba enfocar, y es que la carita de castor no me interesaba tanto ver. Yo quería ver detrás de esos ojitos que me veían, cuanta tierra habrá tragado señor castor-topo, aveces topo aveces castor.  Y después de un rato pensé: Nunca más veré igual a los vendedores ambulantes, cuantos don nadie, cuantos sin tierra, cuantos "marchantes" he visto en mi vida y me pasan como me pasa nada, porque así ha sido su vida, una vida que solo a ellos les pasa. Bajé mi mirada llena de indignación, pero reconozco que aun en ella había cierto deje de vergüenza. Don Castor ahora esta peleando la tierra que las escorias y sus
engendros le arrebataron.  Yo sigo parada a la orilla de la carretera sin entender ese deje de vergüenza, con unas ganas de tirarme al monte a llorar amargamente.
Don Castor pasa al lado mío, me saludo con su pequeña mano y lo veo partir con la misma sonrisa de siempre.  Pienso un momento y me digo como consuelo: Al menos los malditos no le quitaron su esperanza.

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